El otro día me levanté algo “lombrosiano” y me dio por estudiar en profundidad el crimen; así que, tapándome la nariz y la boca con una mascarilla quirúrgica, decidí analizar un espécimen bien representativo y me fui al paraíso de los terroristas suicidas a entrevistarme con algún heroico yihadista. Mi llegada coincidió con la de uno que se acababa de inmolar y, claro, como lógicamente había llegado desmembrado, lo primero que hizo el angelito fue, como en un remedo idiota de Mr. Potato, colocarse sus cositas que habían venido revueltas por otro lado. Una vez recompuesto, me dirigí a él que, al contrario de lo que podría parecer, no sólo me dijo cosas muy interesantes e ilustrativas acerca de su naturaleza, sino que, además, estuvo de lo más cordial. De hecho, lo primero que hizo cuando me presenté fue estrechar mi mano con su pezuñita…
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http://diario16.com/yihad-pata-negra/
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